Vida y milagros para llegar a Cracovia (1ª parte)

Bueno, pues como lo prometido es deuda, voy a intentar contarte de la manera más amena posible mi estancia en Cracovia, y empezaré por la odisea de intentar llegar.

Llevaba mucho tiempo queriendo ir a Polonia, bueno, para ser más exactos, el destino al que quería ir era a Auschwitz (nada, que por más que lo intente no aprendo como se escribe sin mirar en Google).
Me encanta leer, y el tema del holocausto siempre me ha atraído mucho. Soy de ponerme en la piel del débil, del sufridor, que se le va a hacer.
Total a lo que voy, que tenía unos días de vacaciones en el trabajo y que mejor que ir a celebrar San Valentín y nuestro 6º aniversario a un lugar helado donde quedó marcada parte de la historia.
En fin, romántico como tal, pues no es, oye, pero tenía unas ganas....

Bueno, a lo que vamos... Cogí una oferta muy buena a través de Expedia (ya lo hemos utilizado más de una vez, porque se encuentran paquetes bastante económicos).
Como uno de mis temores era morir congelada por las noches (soy de las de nórdico hasta mayo y bolsa de agua caliente como las yayas 9 meses al año...), pensé que una buena opción (y más barata), era coger un apartamento, así al llegar a él después de las caminatas y excursiones, podíamos calentarnos algo, un té, nesquick o café.

La oferta fue, del día 13 al 17 de febrero, vuelos + apartamento, 250€ los dos.
Estas son las fotos del apartamento:

Era muy chiquitín, pero la verdad es que estaba muy bien, la pega que vi era que había un sofá cama, pero luego resultó ser la mar de cómodo.

Siempre que he volado, ha sido desde el aeropuerto del Prat de Barcelona, esta vez, no pudo ser, porque tendríamos que haber hecho escala y para los días que íbamos perdíamos muuucho tiempo.

Tuvimos que coger desde Gerona, y aquí empezaron nuestros problemas...

El único avión que iba directo salía a las 20:20 con lo cual ya perdíamos un día entero.

Fuimos en coche hasta Gerona y lo dejamos en un parking cubierto (más bien nave industrial) que salía por unos 20€ los 4 días.

 Pro: bien de precio y vigilado

Contra: el hombre era incapaz de hablar conmigo o mirarme, hubiera dado igual que me hubiera vestido de cucaracha o de ewok (¡¿no me digas que no sabes lo que es un ewok?! a Google ya!), solo se dirigió a Alejandro durante todo el tiempo que estuvimos allí.

El vuelo, fue con Ryanair (aquí no pienso poner el enlace porque me tienen muy enfadada) Si puedo evitarlo, no pienso volar más con ellos. Menudo morro!!

Cuando fui a hacer el check-in nos daba los asientos más separados que había, ni haciéndolo a posta podríamos estar más lejos, yo creo que no me ofrecieron el ala porque hubiera acabado con un super lifting, que si no....

No se, llámame romántica, pero haces un viaje por tu aniversario y que menos que ir sentada mínimamente cerca de tu pareja ¿no?

Así que ya tuvimos que desembolsar 14 eurazos porque no había gratis ninguno, ¡NINGUNO!.

Total que como te mueres de ganas por ir y todo es "chupibonito" cuando uno se va de vacaciones, pues lo pagas (¿que vas a hacer si no, renunciar al vuelo de Ryanair e ir planeando con las orejas?)

Tengo que decir que yo ya iba medio histérica, porque 2 días antes de volar, van los de Expedia y me mandan un correo diciendo que la hora última hora de entrada al apartamento son las 22h.

Esto.... señores! que os he cogido un paquete que incluye vuelo + estancia y en él dice que aterrizamos en el país ¡a las 23 horas! Llámame negativa, pero lo veo un poco jodido ehh?

Total, que me empiezo a poner como loca y llamo a Expedia para hablar con ellos y mientras el chaval amablemente me explica que él no puede hacer nada, yo, con los ojos inyectados en sangre le escupo por teléfono que a mi no me cuenten milongas que el paquete es suyo y que no voy a pasar la primera noche en Cracovia durmiendo en un banco del parque a -2º por muy acaramelados que podamos abrazarnos Alejandro y yo.

Supongo que el instinto de supervivencia le hizo darme el teléfono del administrador del apartamento con la esperanza de que otro recibiera mis delicadas sugerencias de a dónde se podían ir.

El teléfono pertenecía a Arthur y eso era una buena señal (otro día te explico la historia del fantasma de mi casa) el cual solo hablaba en inglés.

¿Te he dicho que nosotros no lo hablamos?, bueno a ver.... que el hacer el indio todo el mundo sabe, y el defendernos como que también, pero digamos que no podemos poner en el currículo lo de "hablado con fluidez".

Así que me encuentro sin apartamento al que ir y sin administrador que me pueda entender, así que recurro al compañero de trabajo, que para su desgracia habla inglés. Urdimos un plan super elaborado que constaba básicamente en que mi compañero, Iñaki, le escribía un whatsapp diciéndole que soy lerda y no hablo inglés y que Alejandro y yo no queremos morir congelados al llegar.

He de decir, que Arthur se portó de maravilla y estuvo escribiéndose conmigo para asegurarse que llegábamos sanos y salvos. Amén de esperarse en el apartamento para darnos la bienvenida y explicarnos como iban las cosas.

Arreglado este tema, la histeria de volar estaba a flor de piel. Ya dije en el "sobre mí" del blog que no me gusta volar, no pienso que se vaya a despeñar el avión, pero los movimientos que hace sin mi  permiso no me gustan, es lo que hay. Así que paso el viaje atenta a los botoncitos que hay en los paneles de encima de mi cabeza y creo que la duración de los vuelos es el tiempo mas largo que permanezco en silencio de toda mi vida.

Dicho esto y una vez aterrizados en Cracovia, esperábamos el traslado que previamente habíamos contratado. (Siempre suelo cogerlo, pero esta vez con más razón ya que a las 23.00 no son horas de ponerse a hacer de detectives). El traslado lo contratamos con Civitatis, ida y vuelta nos costó 44€.

Llegó un señor con carácter sombrío, hosco, apagado... vamos una mierda! que andaba a unos 15 pasos por delante nuestro, me arrancó la maleta de la mano para llevarla él (a Alejando le tocó cargar la suya jijiji) y después de unos 15 minutos silenciosos, paró en el arcén de una carretera sin mediar palabra, nos dejó las maletas en la acera y nos abandonó ante el peligro.

Debo decir que por un momento nos acojonamos un poco, ya que pensábamos que nos había dejado tirados en cualquier parte.

Así que al grito de socorro, le escribimos a Arthur un whatsapp y bajó al portal a buscarnos.

¡Se acababa la odisea! ¡Por fin estábamos en Cracovia!