Rico, rico

Cuesta de enero.
Se acabaron las fiestas y los excesos y toca empezar a hacer restricciones.
Pensar en los propósitos de este año, guardar los adornos de Navidad y empezar a hacer algo de dieta para perder los quinientos kilos que hemos cogido estos días, ¿verdad?
Pues bien, anoche fuimos a cenar a un buffet libre.
Es lo que hay, nosotros vamos al revés del mundo.
 Bueno, al revés del mundo y a favor de la comida, para que nos vamos a engañar.

Yo no era así, te lo puede decir mi madre.
Yo siempre he comido poco y mal. Muy mal.
Que si esto no me gusta, que si eso es suave en la garganta y me dan arcadas, que si aquello me mira desde el plato.... vamos, lo que se dice una asquerosa comiendo.
A mi favor tengo que decir que salgo barata. No me gusta el marisco, por ejemplo.
Soy de pasta, arroz sin bichos y verduras, así que en mi caso invitarme a comer no te arruina.

Con el tiempo y la llegada de Alejandro a casa, empecé a probar más ingredientes, más variados y diferente combinados.
Y con más tiempo todavía, mis platos empezaron a ser más abultados (de ahí que en mis propósitos esté lo de seguir haciendo ejercicio, porque sino, ni el muñeco de Michelin).

Total, a lo que vamos, que lo del bufet de ayer era irresistible, entre mucha comida ya lista recién hecha (abren a las 20.30 y a las 21 ya estábamos allí) y no tener que preparla... Todo son ventajas, bueno, casi todo.

Fuimos a un local que hay al lado de mi trabajo, a un WOK, en principio según se publicitan, es un buffet mandarín, aunque ahí hay de todo, claro.
Pizzas, chino, japonés, kebab, brasería argentina, mejicano, nacional....

Yo comí muy bien, la verdad, más de lo que debería pero no tanto como la mayoría de gente que va a esos sitios, porque ¿te has fijado en los platos que se ponen algunos? Por Dios!! Si parece que estén haciendo acopio por si estalla una guerra!

Ves a señores mayores que casi no se tienen en pie, con un plato lleno de langostinos haciendo montaña. Caballero! luego se pasará usted un mes quejándose de gota!.

Entiendo que estos sitios es para comer cosas que quizás no comes a diario y comer de más, pero ¡coño! que no se acaba el mundo.
Comen como si no existiese un mañana, como si le fueras a quitar la comida de su plato.
Además hay gente que se lleva a la mesa platos y platos llenos de diversos alimentos todos de una sentada, que parece que sea un balance de lo que ha comido una familia en todo un mes, para así poder acumularlo en su mesa.

Si yo no digo que no coman, pero ¿no lo pueden hacer con un poquito más de decoro? ¿o con más tranquilidad?, no pagas por minutos, estaría bien que le dieran tiempo al camarero para poder reponer las bandejas.

No se, quizás ¿soy yo que exagero? haces tú lo mismo cuando vas a un buffet? o por el contrario ¿disimulas dando veinte vueltas para llenar plato? Cuenta, cuenta