Opinando diferente

Pues ha llegado el momento de enemistarme con la mayoría de los amantes por los viajes.

Hoy voy a hablar de mi último viaje. Praga.

En mayo, hicimos nuestra escapadita anual y como ya he dicho escogimos Praga.
La verdad, yo no conocía nada de allí ni sabía que se podía ver, pero como me apunto a lo que haga falta.....

Voy a narrar el viaje:

Tengo que decir que el hotel muy céntrico, no era, pero la linea de tranvía está muy bien conectada, así que por ahí no tuvimos problema. Llegamos a la habitación. Era enanísima, tanto que solo cabía la cama encastada contra las paredes y poco más.
Pero vale, actitud positiva, no hemos venido a dormir, hemos venido a conocer mundo.

¡Joder! Y menos mal, ¡porque ahí no hay quien duerma!
¿Sabías que poco más tarde de las 4 de la madrugada, ya es de día? Sí, como lo oyes, así que ahí estaba yo, con los ojos como platos. Y así estuve todas las noches (o mañanas, que ya no se como llamar a eso) durmiendo a razón de 3 o 4 horas.

Vale, que eso no baje el ánimo, hay que disfrutar. En mi casa las vacaciones no son para descansar. Son para caminar kilómetros y kilómetros sin apenas parar como si fuese a acabarse el monumento o lugar que vamos a ver.
Así que dejamos las maletas haciendo un tetris en la habitación y a la calle que nos fuimos.
Empezamos ya a la carrera, porque teníamos programada una actividad de una cata de cervezas y había que llegar al sitio en cuestión.

Como llegamos un poco antes, decidimos pararnos en un puesto a comernos un dulce típico. Una especie de masa dulce hecha a la brasa (como casi todo lo que hacen allí, lo mismo te brasean el lacón, como el queso o el postre) y que se puede rellenar con crema, nata, chocolate y demás.

Bien, empieza el jolgorio. 2 mujeres en el puesto, hablando en inglés hasta que le doy un billete de 2.000 coronas (vale, mi fallo es dar uno tan alto, unos 78 euros, pero mi banco me había dado billetes grandes y pensé que mejor cambiarlos donde se dejasen ya que no todos lo harían)
Ante ese billete, las dos señoras, empiezan a hablar entre ellas en checo, sin mirarse siquiera y riéndose, y al darme el cambio, veo que han hecho el redondeo hasta el billete de 200 coronas (vamos 7.80€ aprox)
¡Eso es hacerse el agosto sí señor!
Cuando le decimos que el cambio no está bien (hay que recordar que nosotros no hablamos inglés, así que checo menos todavía), Se ríen, siguen hablando entre ellas y me dan el cambio correcto.

Así que ya nos quedamos un poquito moscas.

Abstenerse de comentar mi cara de pan de medio
kilo, se trata de ver el tamaño de la cerveza jaja  

Menos mal que la cata fue estupenda, nos enseñaron sitios muy curiosos y nos contaron anécdotas entretenidas. Teníamos que ir a 3 locales diferentes para probar sus respectivas especialidades.
Al terminar la última, serían las 22 horas o así, al salir del local estaba lloviendo.
Y no se me ocurre otra cosa, que decidir ir andando hasta el hotel, que estaba en a tomar por saco.
Pero bueno, ¿que mejor manera de ver ciudad que ir caminando, no?
Claro que no entraba en mis planes que la iluminación fuese tan escasa que hubiese sido lo mismo ir con los ojos vendados.

Así que anduvimos por Praga, en la noche, lloviendo a mares y a oscuras, ¿qué romántico verdad? igualito que en las postales....
Obviamente, no llevábamos paraguas, pero tengo que decir que solo lo llevaban los extranjeros, la gente del lugar se mojaba sin inmutarse, así que por un momento pudimos sentirnos parte de la estampa.

Al llegar al hotel, íbamos empapados, con frío, sin ningún puntillo de ná pese a habernos bebido 3 jarras de cerveza del tamaño de una piscina olímpica (¿que le harán a esa cerveza que no emborracha?) pero oye, riéndonos, que para eso estábamos de vacaciones ¿no?


Continuará......